Hola lectores!
Bueno! Hoy es una tarde de verano como otra cualquiera, aunque este verano está siendo algo distinto, me explico;
Como bien sabéis, y si no lo sabéis ahora sí, este año ha sido mi primer año estudiando fuera, con todo lo que ello conlleva, conocer mundo, nueva gente, y lo que más me ha gustado, abrir mi mente a nuevos conocimientos en la universidad, que esta vez sí que me interesaban de verdad.
Pero no todo es de color de rosas, estar fuera ha traído su cara oscura, aunque no sé si esa palabra es la correcta.
Quieras o no quieras, siempre se va perdiendo progresivamente el contacto con tus amigos de tu ciudad natal, perdiendo finalmente la confianza y hasta llegando a olvidar cómo hablar con esas personas.
Algo así me ha ocurrido, al volver, como era de suponer, tenía muchas ganas de ver a muchisima gente. A la mayoría los he visto, pero no ha pasado nada más; es decir, te veo y adiós.
Tampoco creo que pueda quejarme de no salir de fiesta con esta gente ni nada, ya que yo tampoco soy el que mueve el dedo por decir de tomar un café, pero siempre te sientes un poco frustrado por ello.
Aunque eso sí, por suerte, mis verdaderos amigos y amigas siguen estando ahí.
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